La última y menos numerosa de la raza
de los hombres son los denominados, Miembros del Don, o magos para el resto de
pueblos. Estos humanos disponen de territorio propio, y se asemejan más a las
sociedades de los elfos y enanos.
Hombres comunes que decidieron
renunciar al dominio de otros, entregando su vida a la magia, retirándose a un
territorio apartado del resto de civilizaciones humanas, aunque alguna vez se
puede encontrar a algún mago ermitaño en las grandes ciudades de aldeanios, o
habitando lugares remotos, imponiéndose una vida solitaria. Por norma general,
son de carácter afable, aunque también los hay malvados, los denominados
brujos, los cuales son expulsados de la orden o juzgados.
Los magos comparten el mismo amor por
la magia que los elfos, y en algunas ocasiones intercambian conocimientos y
experiencias que enriquecen la relación entre sus sociedades. Son dirigidos por
un único líder, el cual está abierto a consejos y opiniones del resto de sus
hermanos, conviviendo así de manera pacífica e igualitaria. Sin embargo han de
respetar estrictamente el orden jerárquico de su comunidad, pues todos deben
cumplir una serie de etapas hasta poder consolidarse como magos de alto nivel.
Al igual que los enanos y los elfos,
son considerados gente culta y sabia, amantes del saber y el conocimiento.
Pueden ser enemigos mortales, pues muchos se especializan en el arte de la
magia de combate, y aunque suelen ir provistos de báculos, bastones y cetros,
no es raro ver un mago con una espada o daga enfundada en su cinturón. Con la misma esperanza de vida y debilidades
que sus hermanos aldeanios y bárbaros, los magos optan por una vida apartada y
pacífica en la que aprovechan sus escasos años de vida a cultivar la mente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario