Los hijos de Zhaik como ellos se hacen
llamar, o enanos para el resto de pueblos, son que se sepa, la raza más antigua
y próspera de todo Zharegron. Humanoides de constitución recia y fuerte, que
rara vez sobrepasan el metro sesenta de estatura. Con cuerpos repletos de músculos
y barrigas prominentes, orgullosos de lucir largas y espesas barbas así como
enredadas melenas trenzadas.
Los hijos de Zhaik, llamados así por
ser el nombre del primero de su especie, Zhaik Martillo de Plata, al cual
veneran por encima de todo, habitan en el interior de las grandes montañas
situadas en el Continente Helado, las más altas y poderosas de Zharegron.
Son unos seres de enorme resistencia y
voluntad, sus cuerpos son capaces de resistir temperaturas extremas tanto altas
como bajas, que otros ni si quiera podrían llegar a imaginar. Sus robustos
cuerpos son capaces de aguantar los más duros golpes y las más profundas
heridas, haciendo que éstas aún los alienten más a luchar y defenderse. Son muy
resistentes a la magia, lo que les convierte en poderosos oponentes contra
magos.
Carentes del sentido del miedo, y
provistos de una fuerza que nada tiene que envidiar de los bárbaros u orcos más
fuertes, los enanos son grandes dominantes del combate cuerpo a cuerpo,
equipados recias armaduras y empuñando hachas y pesados martillos de guerra.
Pero el combate no es la única habilidad que dominan los hijos de Zhaik, pues
también son grandes maestros de la piedra, la ingeniería, la herrería, y todo
lo relacionado con los oficios de construcción y reparación. Pero ante todo,
son grandes amantes de las piedras y metales preciosos, grandes maestros
joyeros y orfebres, que decoran armas y armaduras envidiadas por todos.
Sin embargo a diferencia del resto de
razas, los enanos no son grandes aficionados a la magia, tan solo la que
respecta al poder de las runas, el cual los ha coronado como los mejores
maestros rúnicos de Zharegron.
Los enanos, famosos por su carácter
hosco, agresivo y desconfiado, en muy raras ocasiones comparten con otros las
costumbres y conocimientos de su pueblo, incluido su extraño idioma. Se toman
muy en serio los juramentos, el insulto, la mentira y la venganza, llevando
esos sentimientos hasta el extremo que son capaces incluso de dar sus propias
vidas a la hora de defenderlos.
Son la única raza que carece de clases
sociales, castas o jerarquías, a excepción de los rangos militares. Tanto
enanos como enanas, son tratados como iguales desde su nacimiento, al igual que
son instruidos en las artes del combate hasta que cumplen la edad adulta,
momento en el que escogen oficio. Tan solo los grandes reyes y mandatarios
gozan de unas condiciones de vida algo más elevadas, lo cual es apoyado por su
pueblo, pues estos tienen como primera
norma no llevar hambre, angustia y pobreza a los suyos. No hay más dolor para
un enano, que ver morir a otro, jamás traicionan, abandonan o abusan de uno de
los suyos.
Respecto a su esperanza de vida, es
infinita, pues gozan del don de la inmortalidad. Excepto las heridas causadas
en combate o por decisión propia de abandonar el mundo, los enanos no pueden
morir. Son inmunes a plagas y enfermedades, y aunque si envejecen, es de forma
muy lenta, ya que un enano con mil años, puede compararse con la edad de
cincuenta en un hombre. Sin embargo raro es el enano que decide vivir más de
mil quinientos años, dos mil en casos muy extremos, pues tarde o temprano todos
reciben la llamada, que es como ellos denominan el sentimiento de reunirse con
sus antepasados. Para todos los hijos de Zhaik, la muerte es el momento de
mayor orgullo que un enano puede sentir, por lo cual jamás renuncian a un
combate ni huyen de sus enemigos, pues saben que cuando su momento llegue,
todos sus familiares, amigos y reyes los recibirían con los bazos abiertos.
Por todo esto y muchas cosas más, los
enanos han conseguido mantener tan alta su reputación y posición en Zharegron,
convirtiéndose en una de las razas más temidas y respetadas.
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