martes, 4 de noviembre de 2014

Orcos



Los orcos, seres monstruosos y salvajes que habitan en toscas ciudades y bastiones, en los que combaten entre sí continuamente ya sea por liderazgo, hembras, o mil motivos más, pues cualquier mínima escusa es motivo de trifulca. 

Así como los vampiros se podría decir que son la versión malvada de los aldeanios, los orcos podrían ser la de los bárbaros. Humanoides de piel verdosa o rojiza, de grandes cuerpos pesados, repletos de músculos como el acero, y de altura comprendida entre el metro ochenta y los dos metros, convierten a los orcos en máquinas de matar despiadadas y terroríficas. 


Aunque portan toscas armaduras y empuñan armas enormes, disponen de elementos naturales que hacen que sus enemigos tiemblen con solo contemplarlos, inmundas garras y colmillos, serrados y amarillentos con los que desgarran, trituran, y machacan a sus contrincantes. Aunque su inteligencia no es comparable con la del resto de razas, son capaces de comunicarse, crear tácticas de combate, y desempeñar algunos oficios, como la construcción y la herrería, incluso algunos de sus miembros optan por el arte de la magia negra primitiva, convirtiéndose en chamanes despiadados, los cuales reciben una alta posición en las sociedades orcas. 


Al igual que los bárbaros, los orcos están divididos en clanes, algunos de ellos más débiles y minoritarios, y otros más poderosos y numerosos. Como los vampiros, los orcos desprecian a todo tipo de vida, sobre todo a los enanos, a los que odian por encima de todo.

Desde el principio de sus días cuando los humanos llegaron a Zharegron, estos seres se han obsesionado con matar, destruir y esclavizar al resto de pueblos. Con el paso de los siglos los orcos han formado alianzas con razas mucho más minoritarias, que comparten su instinto animal y odio hacia el resto de habitantes del mundo, a las cuales usan como armas de combate, como es el caso de los trolls y los trasgos.


Aunque pueden vivir en torno a los cien años, pocos consiguen sobrepasar los sesenta, pues la mayoría mueren ya sea en combate, peleas, o asesinados por sus propios congéneres. Sin embargo se reproducen de forma prolífica y constante, compensado así la balanza de su sociedad.
Ogros

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