Los elfos, a pesar de ser la segunda
raza más antigua de Zharegron, aparecieron mucho después de los enanos, pues
estos ya estaban muy consolidados en las montañas cuando ellos emergieron de lo
más profundo de los bosques.
A diferencia de los hijos de Zhaik, los
elfos son seres de cuerpos delgados, atléticos y esbeltos, provistos de gran
agilidad. Su altura media es el metro ochenta, y son imberbes de nacimiento.
Sin embargo lucen largas melenas lisas y brillantes, de multitud de colores
vivos, las cuales llevan adornadas con todo tipo de cintas, diademas,
horquillas y demás objetos similares.
Estos habitantes de los bosques grandes
amantes de la naturaleza y los seres vivos con los que comparten sus hogares,
son guerreros gráciles y precisos, que luchan con una elegancia sin igual, con
movimientos rápidos y mortales. Dagas,
sables y cimitarras, que danzan en las manos de los elfos, segando las vidas de
aquellos que osan atacarlos.
Su destreza con el arco es sin duda una
de sus mayores especialidades, y la magia blanca habita en su interior desde el
mismo momento en que nacen. Aunque algunos de sus miembros deciden entregarse
por completo a la magia convirtiéndose en grandes hechiceros, todos los
miembros de esta bella raza manejan en menor o mayor grado algunas habilidades
mágicas.
Su sociedad esta divida en castas, y
aunque tampoco son partidarios de ver a sus semejantes vagabundear o pasar
miseria, si deben respetar el orden de los linajes de su pueblo. A pesar de
todo, rara vez se ven enfrentamientos entre elfos, gozando de una sociedad
amistosa y tranquila.
Son grandes amantes de la poesía, la
música y la literatura, presumiendo ser una de las razas más cultas y sabias de
Zharegron. Las vidas de los elfos no son tan largas como las de los enanos,
pero aunque no gozan del don de la inmortalidad, pueden llegar a vivir entre
novecientos y mil años, beneficiándose
también de una inmunidad natural a las enfermedades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario